En el primer capítulo de su obra, Sweezy
nos habla acerca de la metodología económica utilizada por Marx, la de las
aproximaciones sucesivas”, que consistía en ir desde lo más genérico a lo
concreto. Sweezy nos deja claro que los
diferentes economistas que han estudiado casos semejantes, no han incurrido en
los mismos elementos, lo cual implica que no hay dos investigadores que aborden
del mismo modo un problema o que usen los mismos elementos.
Marx, al tratar un problema, lo que hacía
dejar claro lo que es la sociedad en su conjunto y el proceso de cambio social.
No se centra en términos económicos, pero sí en la interrelación entre lo que
son términos económicos y lo que no en la existencia social. Para él la clave
del cambio estaba en los modos de producción, centrando su estudio en la
economía política. Para Marx “el capital es la fuerza que todo lo domina en la
sociedad burguesa”; la relación económica más importante es la que existe entre
obreros y capitalistas; en esta idea centra su investigación.
Marx se centra en dos premisas; las
relaciones sociales que no sean las del capital y el trabajo se han de aislar
temporalmente para considerarlas después una a una, por un lado, y la relación
entre capital y trabajo debe reducirse a la forma más importante. Ha de
referirse a las tendencias estructurales de toda la sociedad en términos de
formar parte de según qué categorías económicas, y de las relaciones e
intereses de clase, por otro.
Para Marx, el proceso del cambio social es
más bien el producto de la acción humana, pero de una acción que está limitada.
Para el marxista, el carácter transitorio del capitalismo, hace que pueda
permanecer fuera del sistema y criticarlo en su conjunto. Además, puesto que la
acción humana misma es responsable de los cambios que el sistema sufre y
sufrirá, una actitud crítica es no sólo intelectualmente posible, sino también
moralmente significativa y, lo que no es menos, prácticamente importante.
En su segundo capítulo, Sweezy nos expone
el problema del valor cuantitativo. Marx define la mercancía como lo producido
por el hombre para el cambio. Dice que el cambio es el que produce la división
del trabajo y que aunque la producción de mercancías no es una expresión
directa del hombre, sí es la forma inevitable de vida económica, estando
condicionada históricamente. En contraposición está Adam Smith, que dice que la
causa del aumento de la producción está en la división del trabajo. Así es ésta
la que provoca el cambio, y no la producción, como diría Marx. Para éste
último, la producción esconde relaciones sociales subyacentes, ya que las
mercancías son fruto de distintos trabajos relacionados entre sí, y es el
economista el que debe descubrirlas, afirmando que la economía política ha de
adquirir también carácter cualitativo y no sólo cuantitativo. Es aquí donde los
métodos de economía política toman relevancia más allá de lo puramente
cuantitativo, y pasan a los cualitativos. El valor de cambio de Smith es de
validez cuantitativa, pero la economía política de Marx contiene elementos
cualitativos:
Un elemento importante tratado en este
capítulo es el de la relación entre trabajo y valor. El trabajo tiene dos aspectos clave, uno correspondiente
al valor de uso, y otro al valor de la mercancía que produce. La relación
existente del valor con el trabajo es cualitativamente una parte misma del
trabajo pues es fuerza humana creadora de mercancías. Por otro lado, es fuerza
humana gastada en torno a un fin específico, siendo un atributo útil que produce esos valores de uso. Otro aspecto que cobra una gran
importancia es la relación de lo
cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor, ya que, por el mero hecho de que una mercancía es un valor, ha
tomado parte de la actividad que produce la riqueza de la sociedad, y aquí las
simplificaciones en abstracto, como conceptos cualitativos, sirven como
categoría cuantitativa, diferente del valor de cambio, que a su vez proporciona
la magnitud del valor de cambio.
Sweezy argumenta que aquellos defensores del capitalismo, los que viven
bajo sus formas, admiten al mismo como una representación de las relaciones
sociales. Es decir, que aunque se puedan hallar ocultas, las relaciones
sociales derivadas del sistema capitalista a dado otra racionalidad a la
economía dejando ver que sin el capitalismo el desarrollo sería inimaginable.
Pero es que, del mismo modo, afirmamos y reconocemos, casi sin pensar en ello,
que cada uno somos propietarios de una mercancía, y los que sólo disponen de la
del trabajo no están ya exactamente en el plano igualitario, que se supone
determina el capitalismo y la teorización del concepto de mercancía, pues el
que posee sólo su fuerza de trabajo está por debajo del terrateniente y no sabe
que está obligado, subyugado, a las condiciones prescritas por los que poseen
los medios de producción; es decir, está siendo explotado.
En el tercer capítulo, Sweezy aborda el problema del valor cuantitativo.
En toda sociedad el trabajo se aplica a la
producción y los productos se distribuyen entre la población; lo que cambia a
lo largo de la historia es el modo de gestionar dichas acciones. En la sociedad
productora de mercancías es el valor del cambio el que rige la asignación de la actividad productiva. Marx
supone la existencia de una correspondencia exacta entre las proporciones de
cambio y las de tiempo de trabajo, aclarando.
A través de la clásica metáfora del ciervo y
el castor, Sweezy explica cómo en una sociedad de producción simple de
mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio
de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para
producirla. En palabras de Marx “en el momento en que la oferta y la demanda se
equilibran mutuamente y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de
una mercancía coincide con su valor real”. En términos de equilibrio económico, es necesario
destacar el papel que juega la demanda social de un bien. Por tanto, para
determinar este equilibrio no sólo se hace necesario conocer la información sobre el costo relativo en trabajo sino también información sobre
la intensidad relativa de la demanda.