sábado, 28 de diciembre de 2013

"Manual de Economía Política" de Gino Longo.

A tres días de fin de año me dispongo a hablaros acerca del "Manual de Economía Política" de Gino Longo.

En este escrito, Gino Longo basándose en la definición de Schumpeter sobre la ciencia, desarrolla su argumentación sobre los aspectos primordiales del conocimiento científico. Longo asume que el conocimiento científico debe describir y explicar la realidad. A su vez, argumenta que la ciencia debe tratar de comprender la realidad sin introducir en su estudio elementos que estén fuera de ella. A pesar de la importancia que atribuye al desarrollo del conocimiento científico, admite que éste es sólo una parte de la actividad humana. El autor divide la investigación científica en cuatro etapas:
En la primera etapa de la investigación se procede a la observación de los hechos, ya que el conocimiento siempre se inicia a partir de dicha observación. Una vez realizada, hay que seleccionar los hechos más significativos y descubrir las relaciones que existen entre los mismos. Los resultados obtenidos se complementan con supuestos hipotéticos que llenan los vacíos dejados por la observación.

En la segunda se procede a la formulación de una hipótesis para explicar las relaciones de condicionalidad recíproca que existen entre los hechos. Resulta esencial para su correcta elaboración, la fantasía creadora. Esta propiedad es característica del pensamiento humano, lo que le hace capaz de conocer y modificar la realidad. La fantasía es lo que hace al hombre sujeto activo, creativo.

En la tercera etapa se vuelven a observar todos los hechos para corroborar que las hipótesis formuladas coinciden con dichos hechos. En esta etapa se requiere un espíritu crítico y autocrítico.

Por último, en la cuarta etapa, se procede a modificar o sustituir las hipótesis que sea necesario de acuerdo con las comprobaciones realizadas en la etapa anterior.

De estas etapas derivan dos consecuencias de orden práctico: la primera es que es importante haber creado inicialmente una elaboración propia antes de usar los resultados de investigaciones ajenas, de este modo evitaremos caer en el eclecticismo, pese a que tendamos a cubrir nuestra falta de visión con una red de pensamientos ajenos. La segunda consecuencia es la necesidad de crear por uno mismo el aparato conceptual común para todos los investigadores de un objeto de estudio concreto.

En conclusión esta visión de la realidad está formada tanto por los hechos y relaciones comprobados científicamente como por los hechos y relaciones deducidos lógicamente.

lunes, 23 de diciembre de 2013

El último encuentro. Sandor Marai

Este es un libro que compartí el otro día en clase con vosotros, os lo dejo aquí por si a alguno le interesa.





Es un libro, que personalmente a mi me encanta, lo habré podido leer cuatro veces y no me cansa, es una delicia. 

Versa sobre dos grandes amigos que han estado separadas desde hace mucho tiempo por un asunto pendiente, Y ahora, al borde de la muerte, se citan en la casa de uno de ellos para cenar y mantienen un diálogo preguntándose acerca de ello. Es un libro que habla sobre la verdad, la amistad y de algún modo, la última voluntad.


El autor hace unas descripciones soberbias de los escenarios centrándose en pequeños detalles que te describen la escena y te hacen sentir como si estuvieses en la misma estancia. 

Este es el marco en el que se desarrolla la obra, decir que tiene una prosa indescriptible que enamora, no os cuento más por si alguno os animáis a leerlo.


Sweezy, capítulos 4, 5, 6, 7 y 8.


En la entrada anterior se expusieron los primeros capítulos de la obra de Sweezy, "Teoría del desarrollo capitalista", en ésta entrada se da continuación a la anterior.
El sistema de producción de mercancías y el capitalismo no son la misma cosa; mientras que el capitalismo implica la producción de mercancías, la producción de mercancías no implica necesariamente capitalismo. Con el fin de aplicar la teoría del valor al análisis del capitalismo, Sweezy considera necesario examinar los rasgos que lo separan del concepto general de producción de mercancías.

Cuando el capitalista compra la fuerza de trabajo obrero, lo que le paga es la suma correspondiente al valor de sus medios de subsistencia. La jornada laboral del obrero puede dividirse en dos etapas en relación a la producción de mercancías: trabajo necesario, que revierte en el salario del obrero  y trabajo excedente, cuyo producto se apropia el capitalista en forma de plusvalía. De este modo, a través de la plusvalía, es como el capitalismo explota a gran parte de la producción a costa de los beneficios particulares de una minoría propietaria de los medios de producción.

Sweezy argumenta que el valor está compuesto por capital constante, capital variable y plusvalía. Un factor de los capitalistas para la acumulación es emplear los métodos técnicos más avanzados y eficientes. El objetivo es obtener más plusvalía. Marx la va a llamar la “Reproducción Ampliada”. Este concepto muestra la interrelación de las ofertas y las demandas cuando la acumulación se tiene en cuenta.

La acumulación conlleva un aumento de la demanda de fuerza de trabajo, pero la fuerza de trabajo no se vende a su valor, no hay igualdad entre fuerza de trabajo y salarios. La plusvalía depende de la diferencia entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor de la mercancía que el trabajador produce. La solución que da Marx a este problema es el “Ejército de reserva de trabajo”. Consistente en obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante hacia abajo en el nivel del salario. El empresario reduce el salario sustituyendo empleados por maquinas. El principio del ejército de reserva es independiente de cualquier suposición particular sobre la población para Marx. En la teoría de Marx son principalmente las innovaciones tecnológicas las que se utilizan para economizar trabajo, como se recluta el ejército de reserva, y solo por la existencia continua del ejército de reserva deben existir la plusvalía y la clase que ella sostiene.

A medida que se va produciendo la acumulación de capital paralelamente se va dando una mejora en la mecanización del proceso productivo. El mismo factor trabajo operando con un equipo más eficiente produce más rendimiento pero a su vez el capitalista tiene que realizar un desembolso en maquinaria y equipo respecto del desembolso total. Marx, con su Teoría de la Ley quería mostrar los obstáculos por los que la producción capitalista no se desarrollaba indefinidamente.

Según Sweezy la productividad del trabajo trae consigo contar con trabajadores de reserva, ya que éstos, ejercen un efecto depresor de los salarios que a su vez tienden a elevar la tasa de la plusvalía. El trabajo pasado es capital constante y actúa como competidor y, por lo tanto, represor de las demandas del nuevo trabajo. Sweezy mantiene que hay otras fuerzas que tienden a elevar o a disminuir la tasa de ganancia; como son sindicatos, la acción del Estado en beneficio de los trabajadores, las organizaciones patronales, la exportación del capital, la formación de monopolios y la acción del Estado en beneficio del capital.

Para finalizar, Sweezy expone que Marx siempre tuvo presente el problema de las crisis en el sistema capitalista aunque no hizo un examen sistemático completo sobre el tema. Esto  es debido a que las crisis son demasiado complejas como para ser analizadas según el nivel de abstracción que Marx había utilizado en El Capital. Eso sí, Marx analizó la crisis en los niveles de abstracción más altos.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Sweezy, los tres primeros capítulos.



En el primer capítulo de su obra, Sweezy nos habla acerca de la metodología económica utilizada por Marx, la de las aproximaciones sucesivas”, que consistía en ir desde lo más genérico a lo concreto.  Sweezy nos deja claro que los diferentes economistas que han estudiado casos semejantes, no han incurrido en los mismos elementos, lo cual implica que no hay dos investigadores que aborden del mismo modo un problema o que usen los mismos elementos.
Marx, al tratar un problema, lo que hacía dejar claro lo que es la sociedad en su conjunto y el proceso de cambio social. No se centra en términos económicos, pero sí en la interrelación entre lo que son términos económicos y lo que no en la existencia social. Para él la clave del cambio estaba en los modos de producción, centrando su estudio en la economía política. Para Marx “el capital es la fuerza que todo lo domina en la sociedad burguesa”; la relación económica más importante es la que existe entre obreros y capitalistas; en esta idea centra su investigación.
Marx se centra en dos premisas; las relaciones sociales que no sean las del capital y el trabajo se han de aislar temporalmente para considerarlas después una a una, por un lado, y la relación entre capital y trabajo debe reducirse a la forma más importante. Ha de referirse a las tendencias estructurales de toda la sociedad en términos de formar parte de según qué categorías económicas, y de las relaciones e intereses de clase, por otro.

Para Marx, el proceso del cambio social es más bien el producto de la acción humana, pero de una acción que está limitada. Para el marxista, el carácter transitorio del capitalismo, hace que pueda permanecer fuera del sistema y criticarlo en su conjunto. Además, puesto que la acción humana misma es responsable de los cambios que el sistema sufre y sufrirá, una actitud crítica es no sólo intelectualmente posible, sino también moralmente significativa y, lo que no es menos, prácticamente importante.

En su segundo capítulo, Sweezy nos expone el problema del valor cuantitativo. Marx define la mercancía como lo producido por el hombre para el cambio. Dice que el cambio es el que produce la división del trabajo y que aunque la producción de mercancías no es una expresión directa del hombre, sí es la forma inevitable de vida económica, estando condicionada históricamente. En contraposición está Adam Smith, que dice que la causa del aumento de la producción está en la división del trabajo. Así es ésta la que provoca el cambio, y no la producción, como diría Marx. Para éste último, la producción esconde relaciones sociales subyacentes, ya que las mercancías son fruto de distintos trabajos relacionados entre sí, y es el economista el que debe descubrirlas, afirmando que la economía política ha de adquirir también carácter cualitativo y no sólo cuantitativo. Es aquí donde los métodos de economía política toman relevancia más allá de lo puramente cuantitativo, y pasan a los cualitativos. El valor de cambio de Smith es de validez cuantitativa, pero la economía política de Marx contiene elementos cualitativos:

Un elemento importante tratado en este capítulo es el de la relación entre trabajo y valor. El trabajo tiene dos aspectos clave, uno correspondiente al valor de uso, y otro al valor de la mercancía que produce. La relación existente del valor con el trabajo es cualitativamente una parte misma del trabajo pues es fuerza humana creadora de mercancías. Por otro lado, es fuerza humana gastada en torno a un fin específico, siendo un atributo útil que produce esos valores de uso. Otro aspecto que cobra una gran importancia es la relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor, ya que, por el mero hecho de que una mercancía es un valor, ha tomado parte de la actividad que produce la riqueza de la sociedad, y aquí las simplificaciones en abstracto, como conceptos cualitativos, sirven como categoría cuantitativa, diferente del valor de cambio, que a su vez proporciona la magnitud del valor de cambio.

Sweezy argumenta que aquellos defensores del capitalismo, los que viven bajo sus formas, admiten al mismo como una representación de las relaciones sociales. Es decir, que aunque se puedan hallar ocultas, las relaciones sociales derivadas del sistema capitalista a dado otra racionalidad a la economía dejando ver que sin el capitalismo el desarrollo sería inimaginable. Pero es que, del mismo modo, afirmamos y reconocemos, casi sin pensar en ello, que cada uno somos propietarios de una mercancía, y los que sólo disponen de la del trabajo no están ya exactamente en el plano igualitario, que se supone determina el capitalismo y la teorización del concepto de mercancía, pues el que posee sólo su fuerza de trabajo está por debajo del terrateniente y no sabe que está obligado, subyugado, a las condiciones prescritas por los que poseen los medios de producción; es decir, está siendo explotado.

En el tercer capítulo, Sweezy aborda el problema del valor cuantitativo. En toda sociedad el trabajo se aplica a la producción y los productos se distribuyen entre la población; lo que cambia a lo largo de la historia es el modo de gestionar dichas acciones. En la sociedad productora de mercancías es el valor del cambio el que rige la asignación de la actividad productiva. Marx supone la existencia de una correspondencia exacta entre las proporciones de cambio y las de tiempo de trabajo, aclarando.

A través de la clásica metáfora del ciervo y el castor, Sweezy explica cómo en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. En palabras de Marx “en el momento en que la oferta y la demanda se equilibran mutuamente y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real”. En términos de equilibrio económico, es necesario destacar el papel que juega la demanda social de un bien. Por tanto, para determinar este equilibrio no sólo se hace necesario conocer la información sobre el costo relativo en trabajo sino también información sobre la intensidad relativa de la demanda.

jueves, 19 de diciembre de 2013

“Ciencia y método”, Roberto Carballo

¿Qué implica la ciencia? En este texto, nuestro profesor de economía, Roberto Carballo, reflexiona sobre la ciencia más allá del conocimiento, más allá de lo oficialmente definido como ciencia, en este texto, la ciencia la ciencia es observada como un instrumento de poder, "de dominación social". Para demostrarlo, nos propone mirar al interior de la ciencia, desde sus instituciones, desde la relación que existen entre unos y otros, entre los distintos investigadores, departamentos y ramas; y a su vez, entre ellos mismos.

Carballo expone cómo la organización interna de la ciencia está aislada de la sociedad en general, y cuya entrada está vetada a una selecta minoría que hablan un lenguaje no inteligible para aquel que no haya sido educado en este campo. Además, esta sociedad científica no acepta con facilidad los cambios de paradigma.


Coinido con carballo en tanto que uno de los problemas es la demarcación de lo que es ciencia y lo que no lo es, y a su vez, en el hecho de que tiene una raíz psicológica con unas consecuencias sociales. Esto es, en parte, inherente al ser humano; su afán de categorizar no sólo tiene consecuencias académicas que permitan estructurar el conocimiento, sino que tiene consecuencias sociales de carácter totalmente opuesto, como son los status sociales, y los muy diversos tipos de discriminación. Muchas veces, estas categorías sociales se apoyan en teorías supuestamente científicas, como el darwinismo social. Esto no tiene nada que ver con la ciencia, sino que, como se expone en el texto "Ciencia y Método", la ciencia depende de la ideología, constituye una "concepción del mundo".